Durante un tiempo pensé que regalar un perro sería bonito y motivo de felicidad. Por aquel entonces contaba con 12 años si mal no recuerdo. Me quedaba por delante mucho camino que hoy día continuo evidentemente. Pensaba que sería genial poder regalar un cachorro a un niño que lo deseara y que eso sería motivo de alegría.
Lo que aprendí con el paso del tiempo y las experiencias en el mundo del perro como aficionado y más tarde como profesional fue otra realidad. Una parte de los casos que he ido atendiendo a lo largo de estos años han estado originados por no pensar bien en lo que representa tener un perro en casa.
La euforia y la emoción del que regala y del que recibe el cachorro son respetables, pero no cuando en algún caso no se dan las condiciones necesarias para el futuro bienestar de ese cachorro o perro joven/adulto.
No voy a decir que la convivencia en familia con niños y perro sea inapropiada, pero sí que eso de regalar sin planificar y, en la mayoría de los casos, no contar con el usuario responsable del perro sigue siendo una mala idea.
He visto muchos hogares donde después de tener problemas en casa con la convivencia en compañía de ese perro ahora joven o adulto, tenía ya muy poco o nada de euforia y emoción. El niño o niña al que fue dirigido el regalo (a veces también a personas adultas) está de perro hasta las cejas y los padres o familiares más.
Suele suceder que no hay consenso en la decisión de tener ese perro: para unos es impuesto y para muy pocos o alguno es genial. Todo depende de diversas variables. A partir de una cierta edad, no está tan claro si se va a tener más compromiso REAL como que esa personilla realmente pueda con ello.
En la medida de sus posibilidades, los que quieren regalar un perro, antes de hacerlo deberían reflexionar sobre las incomodidades que puede tener una familia con la incorporación de un cachorro en casa.
Afortunadamente, hoy día nos vamos concienciando más de lo que representa tener en nuestras manos el futuro de un perro, con bienestar incluido.
Si estamos pensando en regalar un perro, no estaría mal llevarnos a la familia mucho antes a eventos, charlas, escuelas caninas para ver de primera mano que es y que representa eso de tener un perro en casa.
Y no quiero olvidarme de todas las personas que llevan a cabo una gran labor acogiendo y trabajando en protectoras y asociaciones donde se busca casa a esos perros que por muy diversos motivos se han visto en el abandono, en la calle o simplemente su vida les sorprendió allí mismo.
Es interesante visitar con los niños estos centros para que tomen conciencia de que es lo que pasa con esos perros que en la mayoría de los casos están allí por esa falta de planificación, compromiso y responsabilidad de unas pocas personas de la sociedad. Y da igual si son perros comprados y con grandes orígenes o perros sin raza específica. Allí van a parar muchos de ellos también.
En la trastienda del mundo del perro existe mucha dureza y los que la sufren en sus propias carnes de forma visceral son ellos mismos que al fin y al cabo deberían estar para vivir en buena compañía y disfrutando de la sociedad y su familia y nosotros de ellos.
Los padres y la sociedad deberíamos educar a los niños para que entiendan que los perros sienten y padecen y que se merecen el respeto que tristemente se les niega desde algún colectivo de humanos por diferentes motivos. Todos los perros se merecen el mejor trato: los perros de compañía, los perros de trabajo y utilidad (caza, agility, servicios para terapias asistida, de búsqueda de personas, de seguridad y protección) etc.
En muchos casos el mismo perro cumple con sus funciones y además otra fundamental para mí, la de COMPAÑIA. Hace años se pensaba que esto era imposible, pero cada vez más el conocimiento y la experiencia ha ido generando unas condiciones favorables para la mentalización de tener en el perro de utilidad un gran perro de compañía también.
Cada vez se tiene más conciencia de su importancia y de cómo trabajar en equipo beneficiándonos mutuamente, pero siempre desde el respeto que nos meremos todos, perros y humanos. Tenemos cubiertos muchos servicios que nos vienen a ayudar en su mejor mantenimiento y bienestar.
A los propietarios de verdad comprometidos les da tranquilidad contar con su veterinario de confianza, educadores, adiestradores y contar con un producto como Mascota&Cia para poder cubrir un posible accidente de nuestros perros.
Las campañas se deberían basar en la educación. Como todo en la vida, dejar claro que el perro no es un producto de usar y tirar. Que el perro no está aquí para cuando me apetece a mí y cuando no, me olvido de que necesita salir para hacer sus necesidades, para pasear, correr, que tiene hambre o que se encuentra mal y necesita que lo llevemos al veterinario.
Que cuando se acercan las vacaciones -las famosas vacaciones humanas, ¡hay dios!- muchos humanos comienzan a pensar que error (en muchos casos no llegan a admitir ese error ) haber cogido este perro y enseguida ven la solución cómoda y fácil… bueno el perro a la p calle (disculparme por lo descrito, pero es así).
Así que os pido que si estáis pensando en REGALAR un perro o conocéis a alguien que lo esté pensando, que lea este artículo. Le va a suponer poco tiempo y si después de la lectura la decisión sigue siendo firme, que adopte, ya que al igual que puede cómpralo, también lo puede adoptar. Pero lo realmente importante es que el que entre en casa viva entre esa familia hasta que nos deje de viejito habiéndole dado nuestro amor, una educación y una vida lo mejor posible.
José Antonio Pineda Martínez.
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